Hacia el lado mojado de la cerca, vivía Juan, que era novio de María, quien vivía obviamente, hacia el lado seco de la cerca. Y no hay mucho que decir de ellos, tan sólo que se amaban tanto que un día desaparecieron para siempre. Eso ocurre con la gente que se ama de verdad, creo yo... yo creo que de pronto se aman tanto que se mezclan y explotan, o desaparecen o se convierten en algo que no está al alcance de nuestra pobre vista. El ojo puliplaxio es muy agudo, pero nunca tanto tampoco como para avistar las formas que toma el amor inconmensurable. Lo único mesurable que me queda de ellos, es esta imagen.