Podemos ir afuera y conversarlo.
Podemos ir afuera o quedarnos dentro.
Conversar esto que conversamos siempre. Abrir una ventana y asomar las cabezas.
Me aterra esta mala sintonía, ese ruido sordo y cada vez más fuerte que te acompaña como aureola. A veces uno tiene esa sensación de pérdida sin siquiera tener algo en lo absoluto. No te pasa eso a ti también? Yo me mareo, me dan náuseas y creo perder el control. Pero siempre apareces y me recomiendas algún secreto remedio tuyo. Y a veces alcanzo a oírte y a veces me transformo por unos segundos en ese ser maravilloso que tú quieres o crees querer que yo sea.
La verdad es que no soy así, no tengo ni una pizca de maravilla en mi ser.
Te acuerdas cuando nadamos en esa laguna? La verdad es que casi me ahogo, pero nunca te lo dije. Pensé que podría haber muerto. Tú estabas pendiente de ti misma, del sol, del verano, de lo que fuera que te hiciera sentir tan feliz como te sentías esa vez. Pero yo me estaba ahogando, me estaba hundiendo y no podía mover mis piernas, un gran espasmo recorría toda mi espina dorsal. Tu estaba tan lejos, tan lejos de mí. Ojalá de verdad no te hayas dado cuenta. Ojalá que sea eso y no que te hiciste la tonta. Eso es homicidio, en alguna de sus clases, pero homicidio habría sido de todas formas.
Aunque lo he meditado, sabes, lo he meditado unas pocas veces y creo que después de lo que te hice, a lo mejor no hubiera sido tan grave dejarme morir ahí. A lo mejor hasta habría sido un acto de amor. Porque ahora no me puedo consolar, no sé cómo hacer para olvidarte, para olvidar mis pretextos y mis mentiras. Me siento tan pequeño, tan humano, tan perecible. Creo que no te lo había mencionado antes porque no me lo creí jamás. Y la gente a mi alrededor tampoco me lo permitió. Una crisis como la que estoy viviendo ahora no es nada más que falta de actividad para ellos. Una excusa para ser flojo y débil, aburrido y pusilánime. Entonces no me permití discutir de este asunto con pariente alguno, debido a mi miedo al rechazo. Y por sobre todo a sentirme ridículamente equivocado.
Entonces, quieres decirme o no, si volverás alguna vez?
Porque si me dices que no, entonces podré tomar alguna decisión, podré determinar si me tiro de un puente o me meto un balazo, o podré abrazar el dolor con dignidad y me retiraré a escribir mis memorias o lo que me venga a la cabeza, a algún lugar apartado en donde llevar una vida tranquila. Podré intentar creer que la vida recién comienza y que en alguna parte del mundo existe alguien que me comprendería por completo. Y aunque jamás nos conociésemos, me daría la esperanza que ahora no tengo.