18.4.08

Un Planeta sumamente imaginario.


Despertamos un día sin ropa, con el cuerpo mojado, en la orilla de un río amarillo, rodeados de caballos y animales salvajes que tranquilamente bebían sin importarles nuestra paupérrima presencia. Yo me levanté primero, atontado y sangrante. Me enjuagué como pude, con medio cuerpo adormecido por el dolor. Bebí agua apenas, la garganta me ardía como un fuego volcánico. Entre las ramas colgaban jirones de nuestras ropas, que poco o nada pudieron cubrir mis carnes rotas. Te desperté con cuidado y me miraste con tanta compasión, como si yo fuera un cristo pobre y aturdido, y tú fueras una magdalena eterna. Ahí quedamos tirados, en medio del bosque, rodeados de caballos y otras bestias salvajes a las que poco les importaba nuestra presencia. Me puse a llorar cuando noté tus heridas coronadas de tu infalible sonrisa piadosa. Me sentí el peor de todos, el peor de todos los que existen. Te tomé en brazos y te llevé a un lugar más cómodo, remojé unos trapos y traté de lavarte. Te tapé con los harapos y me quedé mirándote como no queriendo creer lo que tenía frente a mis ojos. Tu cuerpo destruído y mis manos inútiles. -Nunca más- dije como un estúpido. Nunca más.
Me desperté como un estúpido y me dije a mí mismo, sorbiendo las lágrimas de mis labios, nunca más. Nunca más.


6.4.08

No estaba perdido, solamente no estaba dónde ustedes querían que estuviese.


Me extrañaste?. Alguna vez pensé que sí. Quizás, quién sabe. Yo a ti sí. Ahora me quedaré acá y prometo que me estaré quieto.
Tanto miedo me hizo entender que no es tan terrible... la soledad, sabes? al final era todo un sueño sureño de sombras que iban y venían y hacían como que me iban a pillar y ahí estaba el miedo, haciéndome morisquetas. Hasta que salí a caminar y me encontré sólo. Nada más. Ahora prometo que me voy a quedar tranquilo. Enloqueceré de vez en cuando para animar el ambiente. Pero aquí voy a estar esperándote.