29.9.08

Algunas veces por la tarde.

"Lo que no tiene solución ya está solucionado", escuché por ahí. Claro que sí. Como yo queriendo darle sentido a todo. Algunas veces, se me aparece esa sensación un tanto oscura, que me preocupa al comienzo, pero que luego voy aceptando como un llamado de atención de una yo más evolucionada, lejana y alta. Sí, alta. Y siento entonces una llanura que se extiende infinitamente dentro de mi pecho y luego dentro de mi mente. Y ningún pensamiento tiene permiso para edificar. Ninguna emoción tiene permiso para construir. Una gran llanura desértica, en todos los tonos del sol y la tierra, enfrentada a un cielo lleno de nubes multicolores. Y desde la distancia, se distingue sobre la línea del horizonte, mi estrecha silueta oscura caminando hace mil años. Y todo lo que fue y será no existe. Sólo la marcha constante y la fricción de cada nuevo paso contra la roca rojiza y endurecida. Y por supuesto hay viento que corre. Y claro también el sol entibia y todo confluye en un estado semidormido que se desvanece cuando la micro pasa sobre un hoyo. Y algunas veces me molestaría, pero esta vez no. Y me molestaría la mirada de la señora que va sentada a mi lado, y el chofer despreocupado y el hombre viejo y cansado que ahora es mi nuevo acompañante, no me molesta nada de lo que me molesta usualmente porque ya voy otra vez sobre el horizonte, con el viento en la cara y la cabeza en blanco. No veo caras ni lugares, no escucho voces ni canciones. Algunas veces por la tarde me desaparezco y no intento llegar a la salida. Y en esas mínimas ocasiones siento que no estoy perdida.


11.7.08

Su lugar favorito

Se me olvidaba que debía terminar de contar esta historia primero...


Ustedes venían llegando de Santiago, tú y tu primo, mi amigo. Nos encontramos a la salida del Terminal y estando yo en ese extraño humor, con esa sensación de haber quedado “libre” de algo que me había tomado toda mi vida, como si ya no tuviera nada más que hacer por el resto de mi tímida existencia, acepté la invitación de juntarnos a ver películas malas. Y a la tarde siguiente nos juntamos en el videoclub, pero a la vuelta de la cuadra se había desatado un incendio tremendo. Al final todos nos perdimos en la multitud de mirones. Menos tú que me tomaste la mano para no perderte. No me sentí para nada incómodo, de hecho me recordaste a mi “nueva” hermana norteña que, irónicamente, me era igual de desconocida que tú. Todas estas cosas no las sabes, pero tu te crees que lo sabes todo. Tu propia tragedia no te da derecho a suponer que ya lo viviste todo. Que lo sentiste todo.

Nos quedamos conversando de cosas vagas y luego comenzamos a caminar y nos alejamos de la multitud. Y caminamos toda la tarde. Y ahí me empezaste a gustar. No por tu sonrisa, ni por tu supuesta madurez, ni por tu pelo largo o tus ojos achinados, sino por la extraña distancia que nos unía, como si no nos quedara otra cosa más que querernos mutuamente. Como una película mala.

Yo te dije que nunca había pololeado en serio. Pero no te dije que había sentido alguna vez una profunda atracción por mi vecina de toda la vida. Nos hicimos tan amigos que después llegué a quererla tan entrañablemente que su figura femenina de desvaneció por completo y ante mis ojos sólo quedó mi mejor amiga. Ella me alentó a buscar a mi papá y fue ella también quien me regaló los pasajes para ir a buscarlo. Ahora está en el otro hemisferio juntando experiencias que seguramente yo nunca viviré.

No me desbordé de historias como tú, te dejé hablar y te dejé quedarte callada sin preguntarte en qué estabas pensando. No se me ocurre en que pudiste haberte quedado pensando. Me imagino que en algún recuerdo que pensaste que había desaparecido.

1.7.08

¿Wall -E?

Bueno y no faltaba más. Llevaron mi vida a la pantalla. Con una pequeña diferencia, no soy un robot y mucho menos encargado de la basura... al principio sí, pero lo hacía de puro bueno no más.

Ha pasado el tiempo y me he estado sumergiendo en recuerdos ajenos de todos los diarios de vida que he recolectado y he olvidado casi por completo a mi persona. Y mi persona es casi mi única posesión que me queda en este planeta, no debería ser tan despreocupado con ella. Así que con mi persona hemos decidido irnos de excursión por lo valles puliplaxios y recorrer las cavernas, las praderas, los roqueríos. Hemos decidido salir de esta habitación y ver el mundo otra vez. Recolectar nuevas historias protagonizadas por mi persona y yo. Y de una vez por todas hablar de mí y no de otros. Porque estaba bueno ya.

27.6.08

Su lugar favorito





Aunque tú nunca dices nada, de alguna otra forma siempre eres tú la que empieza. Y te sigo la corriente. Es terrible estar todo el tiempo tratando de descifrarte. El otro día por ejemplo, me dijiste que me amabas.

Fue así. El litoral estaba bien feo, estaba nublado y las olas estaban opacas, como si tuvieran una cáscara de petróleo encima. Te invité un helado de esos de cono. Como si fuera tan corriente para mí. Para ti lo fue. Es que tú no sabes nada de mí, crees que puedes entenderme tratando de poner atención a mis preguntas o mirándome bien a los ojos cada vez que me cuentas una historia tuya. Pues bien, no sabías que hace mil años no tomaba helados de cono o de la clase que fuera. No sabías lo extraño que era para mí. Y podría haberme enamorado en un segundo si me hubieras preguntado ¿hace cuanto que no te comías un barquillo?

Mientras avanzábamos por la costanera yo pensaba en ese día en que nos habíamos conocido y no había sido hace mucho, tal vez un mes atrás. Tú eras pariente de un amigo. Lo típico del verano. Venías de otra ciudad para quedarte durante enero y parte de febrero. Yo nunca suelo ser parte de esos círculos, por algún motivo siempre me abstengo de los paseos grupales, de las idas a la playa, de toda aquella veraniega interacción social diurna. Pero ese día que te conocí había logrado cerrar al fin una parte de mi historia que estaba pendiente hace tanto tiempo. Yo venía llegando del norte, de conocer a mi padre luego de toda una vida de ausencia. Eso te lo conté a la pasada, creo que dije que venía de viajar por el norte. “Fui a ver a mi papá”, comenté. Fui a ver a mi papá y los desiertos infinitos que me separaban de él. A contar las animitas del camino que me reunirían con el hombre que me había heredado estos ojos azules desteñidos y esta fea mancha de nacimiento en mi rodilla derecha.


Continuará ... eso espero.

16.6.08

11.5.08

Cambios



¿Qué pasó que ya no disfrutamos de la simple compañía mutua? O al menos eso ya no nos basta. Ya no es el saludo amoroso y el abrazo y luego la noche. Ahora es el saludo indicado, el cuestionario inútil y la larga noche. Tal vez sea necesario para comprender que ya no nos queda el mismo traje que antes; tal vez me he ido encogiendo con el tiempo, tal vez te has ido alargando demasiado.

¿Tan corto fue el viaje?, tal vez corto, pero intenso. Puedes culpar mi visión apocalíptica de todas las cosas. Lo tengo muy claro. Porque creo que lo abarca todo.

Me he pasado estas noches buscando tan insistentemente en mi cabeza, en mis manos, en mi respiración, cómo era la canción, la canción que canté antes que tanto te gustó. Cómo era que era yo antes, que no necesitabas nada más de mí. Cómo era que yo te miraba que tan sólo te veía a ti. Y mientras escribo estas frases, siento ese dolor en el estómago que te acerca a la verdad, que te alumbra directo a la cara y que te encandila, que hiere tus pupilas con el triste filo de la certeza.


¿Éramos niños jugando? Éramos niños jugando en nuestro patio improvisado de calles defectuosas, de postes que no alumbraban, de viajes en micros llenas. Ya prácticamente no viajamos en micros llenas. No salimos a comprar el pan con las manos en los bolsillos, llenos de deseos y esperanzas ocultas sobre el otro, y los inviernos, ¡cómo añoro los inviernos! cómo ansío que vuelva la lluvia, las mañanas grises, los atardeceres de nubes apretadas y distendidas a la vez. El pavimento mojado lo soportaba todo, mi silencio atroz y tu silencio atroz, que eran los mejores del mundo. De ese pavimento recogiste mi corazoncito trizado y te lo tragaste sin pensar siquiera si sería dulce o amargo. Y me avergüenzo de haber escrito eso, pero no pude encontrar ninguna metáfora menos cursi. Antes pude haber sido muy cursi, pero siempre lo evité. Tanto que muchas veces llegué a ser demasiado dura. Quiero que sepas que en esas ocasiones, siempre quise decir todo lo contrario.

En los casos más desafortunados, el amor no prevalece, las historias llegan a un final y luego se escuchan canciones de amor en veladas de alcohol. En este caso menos desafortunado, Lou Reed es una encantadora compañía y un maravilloso consejero. Y tal vez pueda robarme algún final de alguna de sus canciones y decir que esto es algo bueno, y que encontré una razón.

18.4.08

Un Planeta sumamente imaginario.


Despertamos un día sin ropa, con el cuerpo mojado, en la orilla de un río amarillo, rodeados de caballos y animales salvajes que tranquilamente bebían sin importarles nuestra paupérrima presencia. Yo me levanté primero, atontado y sangrante. Me enjuagué como pude, con medio cuerpo adormecido por el dolor. Bebí agua apenas, la garganta me ardía como un fuego volcánico. Entre las ramas colgaban jirones de nuestras ropas, que poco o nada pudieron cubrir mis carnes rotas. Te desperté con cuidado y me miraste con tanta compasión, como si yo fuera un cristo pobre y aturdido, y tú fueras una magdalena eterna. Ahí quedamos tirados, en medio del bosque, rodeados de caballos y otras bestias salvajes a las que poco les importaba nuestra presencia. Me puse a llorar cuando noté tus heridas coronadas de tu infalible sonrisa piadosa. Me sentí el peor de todos, el peor de todos los que existen. Te tomé en brazos y te llevé a un lugar más cómodo, remojé unos trapos y traté de lavarte. Te tapé con los harapos y me quedé mirándote como no queriendo creer lo que tenía frente a mis ojos. Tu cuerpo destruído y mis manos inútiles. -Nunca más- dije como un estúpido. Nunca más.
Me desperté como un estúpido y me dije a mí mismo, sorbiendo las lágrimas de mis labios, nunca más. Nunca más.


6.4.08

No estaba perdido, solamente no estaba dónde ustedes querían que estuviese.


Me extrañaste?. Alguna vez pensé que sí. Quizás, quién sabe. Yo a ti sí. Ahora me quedaré acá y prometo que me estaré quieto.
Tanto miedo me hizo entender que no es tan terrible... la soledad, sabes? al final era todo un sueño sureño de sombras que iban y venían y hacían como que me iban a pillar y ahí estaba el miedo, haciéndome morisquetas. Hasta que salí a caminar y me encontré sólo. Nada más. Ahora prometo que me voy a quedar tranquilo. Enloqueceré de vez en cuando para animar el ambiente. Pero aquí voy a estar esperándote.

22.1.08

Nico sintió esto... y yo también ahora.


I've been out walking
I don't do too much talking
These days, these days.

These days I seem to think a lot
About the things that I forgot to do
And all the times I had the chance to.

I've stopped my rambling,
I don't do too much gambling
These days, these days.

These days I seem to think about
How all the changes came about my ways
And I wonder if I'll see another highway.

I had a lover,
I don't think I'll risk another
These days, these days.

And if I seem to be afraid
To live the life that I have made in song
It's just that I've been losing so long.
La la la la la, la la.

I've stopped my dreaming,
I won't do too much scheming
These days, these days.

These days I sit on corner stones
And count the time in quarter tones to ten.
Please don't confront me with my failures,
I had not forgotten them