Se me olvidaba que debía terminar de contar esta historia primero...
Ustedes venían llegando de Santiago, tú y tu primo, mi amigo. Nos encontramos a la salida del Terminal y estando yo en ese extraño humor, con esa sensación de haber quedado “libre” de algo que me había tomado toda mi vida, como si ya no tuviera nada más que hacer por el resto de mi tímida existencia, acepté la invitación de juntarnos a ver películas malas. Y a la tarde siguiente nos juntamos en el videoclub, pero a la vuelta de la cuadra se había desatado un incendio tremendo. Al final todos nos perdimos en la multitud de mirones. Menos tú que me tomaste la mano para no perderte. No me sentí para nada incómodo, de hecho me recordaste a mi “nueva” hermana norteña que, irónicamente, me era igual de desconocida que tú. Todas estas cosas no las sabes, pero tu te crees que lo sabes todo. Tu propia tragedia no te da derecho a suponer que ya lo viviste todo. Que lo sentiste todo.
Nos quedamos conversando de cosas vagas y luego comenzamos a caminar y nos alejamos de la multitud. Y caminamos toda la tarde. Y ahí me empezaste a gustar. No por tu sonrisa, ni por tu supuesta madurez, ni por tu pelo largo o tus ojos achinados, sino por la extraña distancia que nos unía, como si no nos quedara otra cosa más que querernos mutuamente. Como una película mala.
Yo te dije que nunca había pololeado en serio. Pero no te dije que había sentido alguna vez una profunda atracción por mi vecina de toda la vida. Nos hicimos tan amigos que después llegué a quererla tan entrañablemente que su figura femenina de desvaneció por completo y ante mis ojos sólo quedó mi mejor amiga. Ella me alentó a buscar a mi papá y fue ella también quien me regaló los pasajes para ir a buscarlo. Ahora está en el otro hemisferio juntando experiencias que seguramente yo nunca viviré.
No me desbordé de historias como tú, te dejé hablar y te dejé quedarte callada sin preguntarte en qué estabas pensando. No se me ocurre en que pudiste haberte quedado pensando. Me imagino que en algún recuerdo que pensaste que había desaparecido.
1 comentario:
ohhh me gustó mucho ese! no sé como no lo había leído antes. lindo!
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