24.12.06


Cuando Julia tenía pocos años, allá por los '50, sufría de una horrorosa y peligrosa atracción hacia los trenes... cuando sentía que uno se aproximaba, debía aferrarse de las murallas con sus pequeños bracitos sureños, mientras sus piernas caminaban decididamente hacia las vías férreas, a unos pocos metros de su casa.
Unos años más tarde, cuando había cumplido los 9, su padre tomó su lugar entre los vagones oxidados. Desde ese momento, ya no hubo más atracción; en vez, el doloroso recuerdo de la pérdida.

22.12.06

Absoluta Vanidad Humana


Cuando yo tenga un puliplaxito
le diré
ese es Plutón,
un planeta,
sí, un planeta.

Aunque tu profesor de astrofísica avanzadaI
diga lo contrario.
Y probablemente él me responda:
-pero cuando yo nací ya no lo era-





19.12.06

II Al Medio


Y entonces un día me cayó un cerro encima.
Y era un cerro particular con cara de falsa alarma y todo tipo de excentricidades. Mi propio cerro privado, amable con cara de padre hurtado, contento señor, súuuuuuuuper contento. Por supuesto que uno tiende a no creer, a desconfiar en tanta bondad. Pero el cerro estaba ahí, sobre mí, sobre cada músculo, haciendo pedazos mis discos lumbares, reventando mis pulmones, mi corazón, mi hígado, mi páncreas, mis intestinos y todas esas cositas que increíblemente funcionan de lo más calladas. Entonces me dije, -si esto no es una señal es pura mala suerte y hay que encontrarle un significado ya, o si no voy a morir confundida y odiando al universo-
Entonces... desperté y estaba muerta. Así como todos despierta pero muerta por dentro, como en las revistas, entienden? así como las modelos de ropa, como la gente de la televisión. Y la vi dentro de esas vitrinas tan impecablemente ordenadas. De espaldas a mí. Era así como una Amelie a lo pobre, en el barrio de las Bellas Artes, con el pelo perfecto. Y yo, con la ira quemante, como un amago de vanidad, parada en frente suyo. Era Ella. Ella. Y al darse vuelta, todo su mirada vacía recayó en mis ojos muertos... y desperté otra vez, y estaba viva. Y era yo. Era yo dentro de la vitrina, yo como una amelie a lo pobre, ella no existía más. No era más que un reflejo de mi misma. Y comprendí entonces que todo mi odio no era más que el terror de haberme reconocido profundamente en ella, hace mucho tiempo atrás. Ahora ya lo había olvidado. Me había concentrado en enfocar todos sus defectos para no tener que reconocer que ésos no eran los de ella, sino los míos. Camufladamente la había transformado en una especie de gemela imaginaria, a quien atribuir mis propias carencias, mis debilidades y... mi envidia. Pero ahora al darme cuenta que era tan sólo yo, muerta - viva, perdida y confundida en las vueltas de una vida de pasada nada más. Pero ahora ya había despertado un poco más lúcida que las veces anteriores. Y hasta la música de fondo es mejor. Y los colores se ven más nítidos y brillantes...

18.12.06

III Arriba


Verla subir y bajar de sus historias, de sus anécdotas chic y de sus encuentros intelectuales siempre me provocó una severa irritación, yo creía, en la dignidad propia. Pero a medida que los eventos me empujaron hacia ella y a medida que pasaron los años y a medida que tuvimos algo en común, un lazo muy fuerte en común, observé que la irritación era en mi propia consciencia. Sus ideales, sus posturas serias, sus discurseos de mujer madura, pretendían cubrir ese vacío espiritual que tenía dentro, ese vacío prolijamente adornado con toda clase de objetos materiales que engañaban a los demás, que según ella, le daban un aire de mujer independiente y emprendedora. Cuando no eran más que golosinas para su incontrolable apetito mundano. Yo no quise hacerme parte de su círculo, aunque debo reconocer que nunca fui invitada. Su mayor dardo hacia mí siempre fue su venenoso rechazo, su indiferencia, su desprecio. Y mi mayor pecado siempre fue querer ser invitada, sólo para poder despreciarla yo. Cómo me enervaba su ambición, sus hipocresía, su falsedad y su poca humanidad. Su egoísmo y el constante aseguramiento en todo ámbito.


Pero vendría la catástrofe, el día negro. Y no para ella, sino para mí. Ya descubriría yo porqué me enfermaba tanto su presencia, su mirada...

12.12.06

MIseria en Puliplax

Que terrible la vida acá arriba... o abajo... ya perdimos la noción. Nos acompañamos cuanto podemos, pero aún estamos solos. A mi dio pena y rabia porque en otras partes la gente se queja de nada. Yo los escuché gritando, sus ecos aún andan ando vueltas. Dando vueltas como nosotros, los 3 guachos pelados que todavía quedamos.
Acá no tenemos salud ni educación, no tenemos ropa ni automovil, no tenemos casa en barrio cultural, turístico o acomodado. No tenemos tarde de paseo por cines o museo, no tenemos tecnología, ni revistas de papel cuché. Porque el dinero se hizo polvo. Se lo llevó el viento...
Y total que ni lo necesitábamos...
Por que lo puliplaxios lo buscaron con cada milimetro de su piel, con cada milimetro de su ambición, los puliplaxios se fueron condenando ellos solos... quejándose están todavía, dando vueltas en el espacio, armando nuevos gobiernos en algún otro desdichado planeta...
Mientras tanto acá, nos quedamos sobándonos sana sana potito de rana. Pero la verdad es que duele todavía. Vivir en la miseria lija el alma y la pone dura... o muy blanda. Es que tenemos este planeta desolado para nosotros solos y no sabemos qué hacer. Extrañamos el consumo que tanto atacamos ahora, más cuando existía ni acceso a él teníamos. No convertimos en ese grupo de personas que no tiene barra en los gráficos de estadística. Nos convertimos en el grupo de personas que debe apelar a la inteligencia y al talento para subsistir. Que tremenda carga ser exitoso. Que tremenda carga ser talentoso, qué tremenda carga, más... ¡ya no la tenemos!
Qué planeta ambiguo Puliplax, habitado eras sumamente complicado y ahora que estás sumamente desolado, te nos complicas aún más.

4.12.06

Cristalito Roto

Otra vez pasó la vieja sin decir nada.
Pasó la vieja con su canasto vacío, tan vacío que desespera.

A dónde va con tanta nada, con tanta sombra en la mirada.

Como un quiste de la pena misma
ella se adhiere a las esquinas,
pasó la vieja sin decir nada.

____________________________

Siempre nos termina tentando el misterio. Yo, por ejemplo, ya no digo nada. Me dejo crecer las ideas en las orejas y parpadeo poco.
Acá es tanto el tiempo libre que hay, que prácticamente el pensamiento piensa por uno. Total que uno ya no piensa nada.

Aunque igual a veces se siente la mirada invisible de un olvido ajeno, pero uno se convence que son hojas que crujen o el propio aliento del suspiro. Pero en el fondo, el corazón se acongoja, porque sabe que esa mirada nunca tomará forma humana, y sólo él está condenado a verla...

3.12.06

(the) Bitter Band








...Esa plaza todavía existe,
esa estatua todavía existe,

esos árboles, aunque han pasado tantos años,
aún existen...