Y entonces un día me cayó un cerro encima.
Y era un cerro particular con cara de falsa alarma y todo tipo de excentricidades. Mi propio cerro privado, amable con cara de padre hurtado, contento señor, súuuuuuuuper contento. Por supuesto que uno tiende a no creer, a desconfiar en tanta bondad. Pero el cerro estaba ahí, sobre mí, sobre cada músculo, haciendo pedazos mis discos lumbares, reventando mis pulmones, mi corazón, mi hígado, mi páncreas, mis intestinos y todas esas cositas que increíblemente funcionan de lo más calladas. Entonces me dije, -si esto no es una señal es pura mala suerte y hay que encontrarle un significado ya, o si no voy a morir confundida y odiando al universo-
Entonces... desperté y estaba muerta. Así como todos despierta pero muerta por dentro, como en las revistas, entienden? así como las modelos de ropa, como la gente de la televisión. Y la vi dentro de esas vitrinas tan impecablemente ordenadas. De espaldas a mí. Era así como una Amelie a lo pobre, en el barrio de las Bellas Artes, con el pelo perfecto. Y yo, con la ira quemante, como un amago de vanidad, parada en frente suyo. Era Ella. Ella. Y al darse vuelta, todo su mirada vacía recayó en mis ojos muertos... y desperté otra vez, y estaba viva. Y era yo. Era yo dentro de la vitrina, yo como una amelie a lo pobre, ella no existía más. No era más que un reflejo de mi misma. Y comprendí entonces que todo mi odio no era más que el terror de haberme reconocido profundamente en ella, hace mucho tiempo atrás. Ahora ya lo había olvidado. Me había concentrado en enfocar todos sus defectos para no tener que reconocer que ésos no eran los de ella, sino los míos. Camufladamente la había transformado en una especie de gemela imaginaria, a quien atribuir mis propias carencias, mis debilidades y... mi envidia. Pero ahora al darme cuenta que era tan sólo yo, muerta - viva, perdida y confundida en las vueltas de una vida de pasada nada más. Pero ahora ya había despertado un poco más lúcida que las veces anteriores. Y hasta la música de fondo es mejor. Y los colores se ven más nítidos y brillantes...
Y era un cerro particular con cara de falsa alarma y todo tipo de excentricidades. Mi propio cerro privado, amable con cara de padre hurtado, contento señor, súuuuuuuuper contento. Por supuesto que uno tiende a no creer, a desconfiar en tanta bondad. Pero el cerro estaba ahí, sobre mí, sobre cada músculo, haciendo pedazos mis discos lumbares, reventando mis pulmones, mi corazón, mi hígado, mi páncreas, mis intestinos y todas esas cositas que increíblemente funcionan de lo más calladas. Entonces me dije, -si esto no es una señal es pura mala suerte y hay que encontrarle un significado ya, o si no voy a morir confundida y odiando al universo-
Entonces... desperté y estaba muerta. Así como todos despierta pero muerta por dentro, como en las revistas, entienden? así como las modelos de ropa, como la gente de la televisión. Y la vi dentro de esas vitrinas tan impecablemente ordenadas. De espaldas a mí. Era así como una Amelie a lo pobre, en el barrio de las Bellas Artes, con el pelo perfecto. Y yo, con la ira quemante, como un amago de vanidad, parada en frente suyo. Era Ella. Ella. Y al darse vuelta, todo su mirada vacía recayó en mis ojos muertos... y desperté otra vez, y estaba viva. Y era yo. Era yo dentro de la vitrina, yo como una amelie a lo pobre, ella no existía más. No era más que un reflejo de mi misma. Y comprendí entonces que todo mi odio no era más que el terror de haberme reconocido profundamente en ella, hace mucho tiempo atrás. Ahora ya lo había olvidado. Me había concentrado en enfocar todos sus defectos para no tener que reconocer que ésos no eran los de ella, sino los míos. Camufladamente la había transformado en una especie de gemela imaginaria, a quien atribuir mis propias carencias, mis debilidades y... mi envidia. Pero ahora al darme cuenta que era tan sólo yo, muerta - viva, perdida y confundida en las vueltas de una vida de pasada nada más. Pero ahora ya había despertado un poco más lúcida que las veces anteriores. Y hasta la música de fondo es mejor. Y los colores se ven más nítidos y brillantes...
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