Te he puesto tantas coronas que me da pavor que te termines hundiendo. Y para variar eres inocente de todo. Para variar no eres culpable de nada. No me recibas más cetros, no te pongas más capas. Párate de ese falso trono y camina conmigo por el jardín, donde la luz llega clara y te penetra por los cuatro costados. Donde tu iris se funde con la flora, donde la pupila se agita inquieta. Muéstrame las manos, que son más ciertas y reales que cualquier verdad solemnemente pronunciada. Contaré tus pasos en silencio y encajaré los míos a tu lado. Cuántos paseos necesitará la vida para acomodarnos? Cuántas miradas tardaremos en confiar... Quiera el sol y el viento que coincidamos en este aquí, en este ahora.
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