Que la curiosidad no te atormente. Ya llegamos. No quedaba nada para nosotros. Ni las migas del pan. Sólo las voces que creemos oír en el viento, que creemos que nos llaman. No era tu nombre, no era el mío. Son sólo ecos en el viento. Te acuerdas de esa noche en la que yo te esperaba y llena de angustia sentía que ya nada quedaba? Habrá sido un presagio, habrá sido que ya venía esta tensa calma por nosotros? Se acabó el trayecto, debemos descender, cuidado al bajar, ve dónde metes tus pies, no vayas a dar un paso en falso, no vayas a tropezar. Ya no quedaba nada para nosotros, ni las migas del pan, ni las sombra de los árboles. Si no sabes dónde estamos cómo quieres regresar, pregunta en esa casa el nombre del lugar. Yo ya no tengo prisas, me quedaría acá. En cualquier rincón me podría acomodar. Pero esta ciudad se acaba mañana, se acaba ahora, se acaba de acabar.
De vuelta en el viaje, no sé dónde estas, pero acomódate bien que todo va a empezar.
De vuelta en el viaje, no sé dónde estas, pero acomódate bien que todo va a empezar.
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