Exploté. Así nada más. Exploté y morí un poco nuevamente. Recogí mis pedazos y me los pegué otra vez. Me senté a mirarme, a ver cómo había quedado por dentro. Nada, aún está todo muy agitado. Pero una vez que esté todo quieto y se reordenen los estratos, una vez que venga la calma, sabré qué depara el escenario. Sé que en el fondo siempre decanta lo más pesado y en mi caso, lo verdadero. Las burbujas que enturbian la vista se reventarán poco a poco. Toda esa efervescencia lentamente decaerá. Una última bromita del universo que se cree tan sabio. Ja-já.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario