Te estoy invocando en cámara lenta/A veces resulta y apareces en vitrinas y portales/Y me pongo contenta por unos segundos vuelvo a creer que todo es verdad./Tejo estas ideas largas y me las enrollo en el cogotín para abrigarme del frío maricón sonriente que se cuela por debajo de las tapas de la cama en noches como esta cuando sé que estaré sola y nadie vendrá a saludarme/Me comí un chocolate pensando que sólo es una ilusión el dulzor en la lengua que dura tan poquito como los besitos olorosos de esa enredadera que trepa por la reja de mi casa de infancia/Ahí estoy todavía creyéndome princesa con mi vestido rosado de ocasión especial que al final detesté con toda mi alma/Pinchándome los dedos con las espinas de ese rosal a ver si despierto 25 años después con otros besitos dulces pero no pasa ná el príncipe se fue pal monte/Entonces te invoco otra vez.
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