Hoy iba pensando que las micros deberían tener el techo transparente. Quedaba justo la ventanilla abierta, esa escotilla del techo que abren pa que se ventile. Bueno, me fui mirando los árboles de Av. Libertad, recortados sobre el azul cerúleo de esa hora del atardecer. Y después se coló la luna, tan blanquita. Y después la cara de un hueón que me miraba de reojo. Me arruinó todo. Una trata de ser profunda, de admirar las cosas sencillas de la vida, la luna colándose por la escotilla de una micro hedionda, filosofar sobre el bienestar común en los viajes del transporte público, el ipod a todo forro con las músicas predilectas... pero no. Tiene que aparecer la adolescente tarada y arruinarlo todo. Quién lo diría, la fantasía es mi propia enemiga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario