29.2.16

Optimismo.


Cómo saber si esto es el ensayo de un error súper anunciado
o el simulacro de un sentir que parece estar quedando bien
como el bosquejo de una obra de arte que quién sabe cuándo estará lista.
Cómo no querer escapar de la promesa que irradia expectativas de colores
cómo no sucumbir ante la duda, apagar la luz y cerrar la puerta por dentro.
Cómo hacerle para no volver al mismo cubículo mental
cómo aguantarse de querer incendiar la zona de seguridad
y en cambio jugar a proyectar sombras en la pared
creando una silueta de la mejor versión del mejor intento de la mejor intención.
Pero cómo no dejar de ser uno.
Al final lo que creo que quiero saber se reduce siempre a lo mismo:
Cómo dejar de ser tan fatal.


22.2.16

Publicidad



En este espacio podría estar su marca. A lo largo y ancho. Todos podrían ver desde lejos que le pertenece, cada centímetro, a todo color. Todos los pasajeros de todos los viajes, de todos los trayectos. Los que vienen, los que se van, los que deambulan por la carretera, todos sabrán que en este espacio no cabe nada más ni nada menos que su marca. Todo suyo, hasta el fin de los tiempos.

Trekking emocional


A veces vengo y me detengo en el mismo lugar. Paso por alto las señales, me equivoco, retrocedo y vuelvo a empezar. Me acuso y declaro culpable. El verano es mi cómplice más leal. Me asusto un poco y comienzo a llorar. Respiro profundo y sigo avanzando. No hay más descansos ni relevos. No hay otros aficionados a quienes saludar.
Hacer este sendero con mi devota torpeza debería estar en las guías turísticas.


Pájaros salvajes


El paseo de hoy por la tarde, el almuerzo con extraños, los castillos que nunca nadie hizo en la arena, las familias apostadas en los roqueríos haciendo el trámite de esperar el atardecer, los últimos bañistas, los perros playeros, la ausencia de gravedad en el pensar, la ausencia de gravedad en el sentir, las golosinas revueltas en los bolsillos, los últimos rayos de sol, las sombras estirándose como el anhelo de que este día nunca acabase. De vuelta a la cabaña con nuevas promesas bajo el brazo para poder soñar felices, sin antes morir en una última carcajada, sin antes revisar las pelis de domingo que nos sabemos de memoria, un tarareo, un suspiro. Cerramos los ojos y ya está. Los días felices pasan volando como pájaros salvajes.


Al atardecer en las rocas.


Acá es mala la conexión, se escucha el mar hasta en los audífonos. Es un océano de confusión que se pasea de un oído al otro y entremedio lleva palabras que riman. Hay luna llena y siento que todos nos vaciamos lentamente. Como si ella se llevara toda la magia por un momento y no tuviéramos más remedio que seguirle la corriente, como polillas adictas a esa luz tan violentamente bella. Hoy por la playa sentí que recolectaba memorias como conchitas, sentí que pasaban los segundos teñidos de nostalgia y por un momento quedé ciega de tanto recordar. Menos mal que rugen las olas, menos mal que brilla el agua como centellas de algún hechizo antiguo, menos mal que viene el agua y amasa gratuitamente la existencia, aplanando los momentos de duda. Todo se reconfigura. Los sabores en el paladar, las texturas en las manos, el color de mis ojos, el aspecto de mi piel, la forma de mirar y el tono del sentimiento. Y mi lista de reproducción mental mientras tanto se plaga de melodías añejas, aleatorias, ajenas e intrusas. Las algas secas en la arena dibujan mapitas secretos y los nombres de las calles parecen enigmas por resolver. Hoy bajé por Centauro y subí por Escorpión. Algo debe haber ahí.
Este ejercicio de tolerancia que son las vacaciones me tiene extenuada. Y eso me parece fantástico.


Era broma


Era mentira/era broma/era todo un chiste nada más
No venía nada/no era yo/era otra
No era eso/era lo otro/no era eso lo que iba a decir
Era broma/era mentira/era un chiste nada más
Era falso lo que dije como no viste que no era yo
Era otra/era broma/no era nada/no era yo
Y la nube cargada explotó
La lluvia vino larga como la espera
Ancha como la duda
Intensa como la certeza
De que como vino se va a ir
Y que a todos nos va a tocar un día
Empaparnos por completo
Estilando de pies a cabeza.




Rabia


Alcanzar esa risa que pende del árbol
Me está costando más de lo presupuestado
No hay por dónde cortar la rama
Y ahí sigue la brisa meciéndola burlona
Se me agrieta el pecho nuevamente
Y brota la necesidad de cerrar los ojos
Y admitir apenada lo evidente
Te tengo esta rabia guardada
Por si acaso se te ocurre volver
No hay cómo explicar tanta maldad
Quién regala estos frutos
Tan a diestra y siniestra
Que a todos les toca menos a mí
Debe tener el alma llena pillería como mínimo
Caras maravillosas vemos
De los corazones ni puta idea tenemos.



Balneario


Respiro este aire avainillado de verano
Que se pega a la suela de los zapatos
Y me hace dulce el andar
Creyendo que vienes por ahí en el decorado
Como si estuvieses acá paseando por el mismo escenario
Pero por más que revise las caras
No hay registro ni de tu sombra
Busco los paisajes y en mi mente recapitulo
Por dónde pasaste y qué fue lo que atrapaste en tu memoria
Algo que viste que pueda yo mirar ahora
Alguna conexión posible dentro de mi locura
Como si pudiera establecer un puente en el tiempo
Una vía que una ese aire lejano que respirabas
Con el que ahora penetra mis pulmones
Algún vínculo remoto
Una prueba admisible
Para celebrar en silencio
Que no existen las coincidencias
Mientras la noche se alarga más de la cuenta
Acá en el balneario.


16.2.16

Luz amarilla

Quería o más bien necesitaba creer en la magia para que la estadía no se me hiciera tan larga en esta ciudad. Pensé que podría invocarte y hacerte aparecer de la nada, doblando la esquina o en la fila del supermercado. Pensé que sería más fácil así. Pero la vida nos empuja hacia direcciones opuestas, ya... ni siquiera opuestas. Eso es lo peor, tan lejos tan cerca. Andas por acá deambulando tal vez haciendo equilibrio por la misma cuneta por la que hice equilibrio unas horas atrás. En la misma avenida, rodeado por los mismos árboles. Simplemente no debe ocurrir, no tiene que pasar. Este enjambre se quedará así enredado para siempre sin nadie que registre o vigile cuántas veces pasaste por mi lado y me miraste de reojo sin que yo me diera cuenta. Y viceversa. Es tan difícil renunciar a esa magia estúpida, es tan difícil dejar de creer, dejar de ser ingenua. Me cuesta no volver a meter la cabeza en este mapa y verificar recorridos, una y otra vez, repetirlos como rosarios malditos. 
No soy ahora la persona que seré algún día cuando finalmente te des cuenta que yo también estaba ahí en la ciudad, bajo las mismas luminarias amarillas. Estoy cambiando, no tengo idea cómo ni porqué, no sé hasta cuándo. No conozco los límites de este proceso. Tal vez llegues demasiado tarde a la graduación. No sé nada ya, para ser franca. Sólo sé que me cuesta tanto dejar de pensar que hay algo que nos mantiene a algunos unidos con otros, una fuerza que jala y afloja hilos invisibles atados a cada una de nuestras mentes. Sólo sé que no logro distinguir entre lo que siento y lo que quiero sentir. Necesito salir de esa incertidumbre.

12.2.16

Por ahora.


Quisiera guardarte en esta cajita
como un recuerdo infantil de verano
junto con los trebolitos de 4 hojas
las esquelas perfumadas que nunca usé
y los sentidos que se durmieron profundo.
Quisiera ponerte una corona y una capa
sentarte en un trono de algodones
y leerte esa larga carta
con todas las listas de cosas
que nunca te regalé.
Enseñarte las mañanas que te tenía
y las tardes que alguna vez junté
todas ordenadas por color
todas las noches que nunca te entregué
también ahí guardadas en un sobre
para que las mires cuando te sientas solo
o aburrido de ver tu reflejo
abandonado en la ventana de tu habitación.

11.2.16

Loop



Me tropecé contigo y exploté
me dijiste algo así como
amaneceres para todo el mundo
amor para todos los que nos rodean
atardeceres para el que quiera
lluvia para los que la pidan
sol y colores para nosotros
en voz baja murmurando apenas
tan cerca y encima mío
que aún no logro distinguir
de qué color son tus ojos
pero intuyo que deben ser
amarillos como el fuego
y cafés como la tierra mojada.

Este cuarto está tan oscuro
y yo tan cansada
no sé ya si eres real
o tantas canciones buenas
me están jugando una mala pasada.



9.2.16

A través del ocaso.


A las 19:43 comienza a bajar el último rayo de sol por el borde del cerro que tengo al frente y las sombras se hacen tan tenues, tan tenues. Siento el frío a las 19:44 porque tengo el ventanal abierto y se cuela una brisa tan leve, tan leve. Finalmente a las 19:45 la luz se hace pareja, el rosado pálido de la pintura pierde aún más fuerza y quedo engullida en un bostezo gigante de malvavisco desabrido. Ya sé que se viene ahora. Pero hemos pactado un acuerdo con la noche para que demore un par de horas extra en llegar. Se recortan las siluetas con los contraluces de la cuadra, las azoteas con sus veletas dobladas, el sindicato de las palomas en filita sobre los bordes de las latas. Techos modernos llenos de ventiladores, chimeneas y antenas de la maldad. Los postes con sus crucificados eléctricos y miles de líneas negras atravesando el celeste desteñido. De vez en cuando un espectro se cuelga de alguna ventana. 
Sé que mis gestos corporales se corresponden con alguna información que debo tener guardada y archivada en alguna parte de mi cerebro, sé que algo quiero expresar al sujetar  y presionar los dedos indice y mayor con la otra mano. Sé que mis ojos idos hacia el espacio donde estaban las ramas ahora inexistentes del árbol recién podado buscan no sólo el reposo verde, sino que una respuesta, tal vez una pregunta, tal vez un insulto que aun no he proferido. Se abalanza entonces sobre mí este sentimiento de inquietud, de meditación inconclusa. Se mezclan las ideas y los temores otra vez mientras veo como tiritan las malezas que salen por las canaletas adosadas a las calaminas. Y la imagen de esos pastos no ha venido hasta mí en esta tarde por razón ninguna, ni por mera casualidad he cesado de darle cuerda a esa vieja manera que tenía de aproximarme a la contemplación de los espacios circundantes. Esa manera que era violenta y estrecha, que dictaba que a esos espacios yo no pertenecía sino que había ido a parar como por condenación divina. Ahora veo esos pastos frágiles y efímeros ahí creciendo, pues de ahí son y no podrían haber crecido en ninguna otra parte más. Así como mi mirada recae en este pequeño universo tan conmovedor como cualquier otro, recae mi sentir y el peso de mi propio cuerpo en esta silla, en este cuarto de donde yo provengo. 

Un sinfín de posibilidades.

Hay un montón de palabras que yacen por ahí secretas y cautivas.
Algunas bajo tu lengua sé que duermen y esperan ser liberadas algún día.
Otras tantas andan por ahí deambulando sin ser vistas
flotando por encima de las cabezas
anhelando anidar y brotar al fin.
Hay un montón de voces zumbando en el aire
estirándose al máximo como acordeones mágicos
necesitando explotar en sonido
a ver si alguien las escucha.
Hay un montón de pisadas que no se han dado
mundos que no han sido explorados
colisiones extraviadas en tantas miradas impares
cíclopes esperando callados en una esquina del corazón.
Lágrimas contenidas en océanos
abrazos plegados como pétalos de origami
en cuerpos rígidos de olvido.
Pero lentamente la densidad se deshace
y la caparazón en espontánea fractura
ya no opone resistencia.
Viene el armisticio
todo se confabula.









la Senda


Mi abuela se fue de este mundo arrancada de la realidad
en una nebulosa de recuerdos craquelados
bailando rondas con sus propias bestias mentales
de ahí vengo yo.

Mi abuelo dejó su semilla en cuanta figura se le atravesó
quedó impregnado en el espinazo metálico
de los campos nocturnos del sur
de ahí vengo yo.

Mi abuela se hizo pequeña en su propia historia
se curtió las manos y los ojos dando puntadas
fue un misterio para ella misma
de ahí vengo yo.

Mi abuelo se refugió en sus momentos congelados
en su puño solitario
en su silencio premeditado
de ahí vengo yo.

Y todos ellos son los remedios
para mis pobres males
yacen de sus tesoros las postales
en el fondo de mi frente
al medio de mis ojos escritas las señales.

De ahí vengo yo.



8.2.16

Ansiedad


Toda la curiosidad del universo
me está transformando lentamente en un gato
tengo los ojos rasgados
de tanto hurguetear el futuro
he recorrido tantas variantes
que se me hacen escasas las posibilidades
no me imagino un cómo
ni un dónde
sólo veo una explanada
ancha como la duda
un mar que serpentea
corrientes que ya no sé 
qué pretenden en su tironeo
murmullo de sirenas
alarmas lejanas
y yo sorda sin remedio
tan felina 
en medio de las aguas.

7.2.16

El fin.


Quizás sea así. Quizás deba permitirme este momento en el más duro de los inviernos. Caminar desnuda sobre la nieve, quemarme la piel y observar las llagas. Quizás así sea siempre, muchos inviernos que vendrán y se llevaran trozos de piel. Y no haré más que esperar que el verano brote por dentro, otra vez, otra vez y otra vez. Tal vez sea así por siempre y para siempre. Aceptar las cicatrices, aceptar la melancolía. Y repetir las palabras, estas mismas, como una oración. Desesperar y desvanecerse sobre la nieve, cerrar los ojos hasta que el brillo del sol los abra nuevamente. 

6.2.16

Tema libre


Las palabras están cada vez más escasas. Tal vez no sea tan introvertida como creí, tal vez sólo padezco depresión. Soy un desastre esperando ocurrir. Una piedra semi-fea. Y de todo eso te salvé, te hice un favor finalmente al apartarme de tu camino. Te ahorré días y días de malos ratos. De sorbos amargos, de silencios dolorosos.  Deberías ser más amable conmigo y darte cuenta que nada bueno te perdiste. 
Quiero convencerme de que lo anterior es la verdad, pero tengo un zumbido en la cabeza, una danza de miles de pequeñísimas partículas infinitas de amor, todas locas bailando en mi cerebro una canción que sé que te gustaría tantísimo. 

No sé cómo bajarme de este árbol, estaba tan entretenida trepando las ramas que no me di cuenta cuán alto había llegado. Pajaritos nuevos cantando en idiomas que a veces creo entender. Ellos saben que los observo. Su canto no es al azar, no creo que así sea, no quiero creerlo. Abajo los lobos se cuelan entre las rejas como si nada, pero no me asustan, sé que no vienen por mí. Sé que me aceptarían como parte de su grupo. Seríamos una manada poco piola, seríamos una manada plateada bajo la luna, recorriendo las calles azules de este laberinto, repartiendo la dicha de ser puros nadies.

Nuestras preciadas emociones no son más que navajitas afiladas disfrazadas de bellas alegorías, querido mío. Puros mitos. Hasta que algún día pase de nuevo frente a tu puerta. Ahí si no sé que sería de mí si te viera en esa calle maravillosa con la que me he venido obsesionando hace tantos años. Casi como la calle de mis paseos de infancia, de mis paseos solitarios en bicicleta. Yo quería vivir en esa calle, en esa casa, la de las palmeras, la de las buganvilias. Cuando era chica, creía que en esa casa podría ser inmensamente feliz. Hasta la dibujé para la clase del señorr De Belda cuando nos pedía temas libres. Había una gran letrero afuera que decía "cerco electrificado". Mi ideal de felicidad. 

Creo que crecí con ciertas nociones erradas. Algo hizo mella en mí. Deben ser traumas de niñez. De los días donde ser niña no significó nada. Recuerdo esa vez, la primera vez que me distinguí del resto. Ahí me veo, tanto miedo en tan pequeño cuerpecito, aterrorizada de que le fueran a abandonar. Podría jurar que aún estoy en esa sala gigante llena de ojos mirándome. Debe ser la sensación más horrorosa que he vivido. Será posible borrar esas heridas algún día? Tengo varias marcas que no sé de donde salieron. Como esos moretones salvajes que me aparecen en el alma. No sé quién o qué me los hace. Huellas de combos mentales que nadie vio venir. 

Ves lo que te decía al comienzo? Acaso no tengo razón? No tienes idea ni que existo. Y aún así tengo miedo de que no te des vuelta al doblar la esquina. Miedo de quedarme esperando y ya no poder distinguir la noche del día. Tengo miedo de que cuelgues tu chaqueta en otro armario, de que tomes otro retrato y lo pongas sobre tu velador. Que no entienda las señales, que mi cuerpo se desarme antes de cruzar la calle, que me vuelvan a armar y ya no sea la misma. Ahhh, siento que se me parte la cabeza en dos, como si unos tornillos atravesaran el cristal sin piedad. Qué te puedo decir que no haya sido dicho antes por otra como yo. Me quedaría echada en el piso mirando mis manos, mis dedos moverse lentamente, como dos mariposas saliendo de sus crisálidas. 



5.2.16

Otros viajes


La devoción incomprendida tuya
de irte cautivo voluntariamente
tras casos perdidos que no te afectan
y seguirlos y seguirlos y seguirlos
por si acaso alguno aparece
escondido muy dentro de ti.
Al amanecer me iré
si es que no regresas
verdad es mentira
porque estaré roncando sobre tu almohada
y tú tendrás tu mano acalambrada
sudada bajo mi cuello.

Y caerán las primeras gotas de lluvia de esa temporada.
No las oiremos y seremos felices sin saberlo. 

Cariño geométrico.

   Yo pretendía con esta confesión sacarme el gusto, el deseo de no volverte a ver nunca más. Porque si vienes o si voy no sé qué podría pasar. Quisiera que fuera como antes, cuando éramos niños y todavía existía todo el futuro. La nostalgia cree que me gustan tus colores y esa manera tan extraña de cómo cresta no cambia para nada tu cara en cada foto. La verdad es que me da pena que sólo recuerde tus facciones en imágenes quietas, que pena que no haya movimiento en mi memoria. Pero es que me es difícil ver a través de estos vidrios grises. Es difícil asomarme también. Es tremendamente duro no fingir. Me gustaría volver más seguido a ese estado bendito de liviandad donde todo parece posible y las horas pasan armoniosas, sin alterar en lo más mínimo los humores. Como cuando era niña y me arrancaba a jugar a los jardines de esos edificios cerca de mi casa. A veces me ponía coronas hechas con varas de sauce y pretendía ser una ninfa del bosque. Ahora soy una ninfa de la ciudad, sobre todo los fines de semana, sin corona ni pretensiones. En esta ciudad que se agranda y achica a su antojo, no tengo ya muchas amistades, muchos simpatizantes. Me acuerdo que alguna vez fuimos amigos de esos que llaman mejores, por un corto periodo de tiempo nos podíamos encontrar a tomar el té, a recorrer las calles, a conversar de nada. En alguna fracción de segundo se me quedó extraviada la intención de ser más honesta y contarte mis verdaderos temores, en esa estación estamos todavía tratando de enamorarnos de nuestros propios pensamientos adolescentes, pariendo una raza fina de mentiras aterciopeladas. Qué pena que me aseguré de dejar todo escondido, me guardé los tesoros que ahora reconozco en otros niños y niñas, escuchando sus alegrías ingenuas. Me gustaría haber sido otra, poder haber transformado mis dudas en emociones cristalizadas, en años de amistad duradera. Ahora espero que se mueva la carretera, que pase el paisaje frente a mis ojos. Aterrorizada de que me vaya a mover un sólo pelo el viento. Siempre pensé que permaneciendo quieta y atenta no me perdería nada, pero las sombras vinieron y se lo llevaron todo, me lo perdí todo, todas las madrugadas, las despedidas, las llegadas. El contacto. Fui a contestar tarde esa llamada, ya estaba enferma y triste. Llegué sin ser invitada y en esa fiesta estaban todos drogados con flores de bach. Tanta cordura y buena onda que nunca pude comprender dónde cabía yo en esa fotografía. Las emociones mezcladas de todos ellos juntos tenían más autocontrol que mi paranoica imaginación. Y esta noche, justo esta noche este recuerdo tardío quiere venir a teñir una pared blanca de una habitación donde un fantasma avergonzado baila todavía en un rincón. Nunca te dije que me hacías recordar a alguien más, alguien más que no conozco. Y ese extraño me persigue en sueños, su rostro cambia constantemente, pero siempre lleva algo que te pertenece a ti. No sé si es otra realidad o tan sólo son sueños de otra ciudad donde no viviré jamás. Es que ese lugar se parece tanto a éste. Pasa lo mismo que acá, tu lógica invade las construcciones mentales que intento levantar para planear la escapada cuando me quiero arrancar de mí misma. Esta versión de mí sin ti es simple. Siempre no estás. Siempre entiendo lo que no dices. Y lo que avientas me llega de golpe en medio del rostro. Un recuerdo tardío nada más, de personas que no están donde yo quiero que estén. Una idea que me hace idealizar a todas las demás. Un filtro que mancha toda capacidad de reaccionar. 

Finalmente sólo puedo decir que tu cariño agrietado y tan geométrico me pincha por todo el cuerpo. Es una pena que rebote y no se quede adentro. Yo sé que en el fondo del océano palpita esta duda nuestra. A lo mejor es más mía que tuya a estas alturas. Me pregunto si yo no hubiera sido una cobarde tal vez el mundo giraría más ligero. Vendrías a mis cumpleaños, habría armarios llenos de cadáveres que guardaríamos celosamente. Nos quedaríamos viendo perlículas una tarde de verano atrapados en una ostra gigante, acompañados por el sonido de las hermosas olas turquesas. O saldríamos a veces a la orilla a pedir deseos sin avergonzarnos de cuán estúpidos sonaran, sabríamos que al mar no le importa a quien besa los pies, porque conoceríamos la generosidad. Pasearía contigo por nuestra ciudad tardes enteras y te mostraría donde viví antes de conocerte, donde me pelé las rodillas, donde imaginé que sería mi primer beso, donde casi me atropellan, donde me olvidé de que era una niña. Hasta viajaríamos quizás a esa lugar que no reconozco y seríamos extraños nuevamente. Me hace falta moverme, he viajado tan poco. Y los viajes han sido cortos como nuestras carcajadas.

3.2.16

Tribulaciones.


Creo que he muerto 5 veces hoy
la luces rojas se estiran como demonios de lava dentro de mis ojos
todo se vuelve borroso
y ya no importa nada.
Creo que he muerto 5 veces hoy
al abrir la puerta de mi dormitorio
al girar la llave del gas
al sentir el agua caliente sobre mi piel áspera
al mirar por la ventana la danza de pájaros imaginarios revoloteando sobre mi cabeza
al escuchar la voz de mi madre desde las escaleras anunciando su partida.
Temo que mi barco se fue hace tiempo ya
va cruzando todos los mares que quise ver
la espuma va rozando otras manos
la bruma envuelve de misterio otras imaginaciones
otros ojos llorosos recuerdan rostros amorosos
no es mi pañuelo el que flota
no es mi lápiz el que escribe
no son mis sueños los que se cumplen
mi deseo se hunde en el fondo de mi alma
como esa ancla que jamás veré subir.
Creo que he muerto 5 veces o más hoy
un colchón lleno de augurios
me espera cada noche
la voz que no quiere hablar
la señal que duerme
el sendero que debo tomar
dónde están?
Sentarme a beber
con mis demonios en esta mesa
para jugarme la cordura otra vez
estirar los pensamientos en cada mano
hasta que sólo quede la respiración.
Que caiga la lava nuevamente
que se parta la montaña en 2
yo sé que está ahí enterrada
mi pequeña criatura de cristal
haz que vea la luz a través de tus ojos
besa mis manos y lléname de bondad
estoy sola frente a tu templo temblando
lustrando los eslabones de la eternidad.
vuelve la realidad llena de minutos y segundos
el odio se amontona en mi lengua
las sombras se alargan nuevamente
y ya he muerto 5 o más veces
esperando mi libertad.

Languidez


Menguar como hábito
en eso estoy
menguar consistentemente
es lo que hago
y me avergüenzo de ciertos pensamientos
que me ponen el corazón raquítico.
La pena me vino a visitar hoy
a tomar el té
a pelar
a echar la talla
y en su infinita sabiduría me dejó puras preguntas
souvenires de otras vidas
que viene recorriendo.
Los porvenires me los tengo que conseguir yo
(con porfía)
instalar esos paisajes esquivos
dejarlos firmes y quietos.
Qué será que me paraliza
ya no recuerdo lo que venía a recordar
pasaron unos bucles eternos
toda la tarde
por la pensadora
y el sentidor
esos se ponen de acuerdo
traidora y traidor
de la mano cuchicheando
me dejan ajena a mi propio dolor.






1.2.16

Lunes

Tengo cachá de lunes guardados en la maleta. Tengo pa regalar, me sobran, me salen repetidos. Quiero más sábados y más miércoles. No quiero tantos jueves ni martes. El viernes es comodín y el domingo es un resbalín inmisericorde. A ése si que no lo quiero.
Pero lo lunes siempre-siempre están ahí para recordártelo todo, todoeltiempoacadaratoohmidios.
Da lo mismo que los quieras o no, da lo mismo donde estés, o con quién, o lo que estés haciendo. Siempre llega el lunes arrastrando los pies, siempre llega cargado de lo que sea. Trae una promesa invisible, con su sopita de misterio para uno, con su tono de voz pasmoso. Con su aroma a vida y muerte, con su pulso marcado, preciso, marcial. Me trastornan los lunes. Y me fascinan también... qué adicción tan fatal. Ahí los llevo, los voy juntando. Todos revueltos, todos apilándose en mi cabeza.

Campaña.


Hace cuánto me hice este té que ya está frío
necesito amigos nuevos
que me den la hora
y me señalen el camino
ese camino nuevo
con bonita melodía.
Hace cuánto que estoy en en esta silla
tu cara está vieja
se te caen las ojeras
ya no te conozco
y apenas sostengo mi sobriedad
el día se hace tan largo, no te soporto
mi sombra apaña
tormentos de soledad.
Odioso el día eterno
con tanto sol
parece este verano nunca acabar
los pensamientos largos
la ternura tan escasa
nos vamos a secar.
La maldita costumbre de dar esperanza
sombras se estiran
como promesas en el paisaje
me beberé toda tu agua
me acostaré en tus quejas
no pensaste nunca en mí
mientras ganabas
ahora no sé cómo lo harás.
Yo sigo en pie todavía
pero no me quedaré en ese escenario
se nos acaba la temporada
buena suerte
no la necesito más.
El té frío sabe mejor
que todos tus buenos deseos.