La devoción incomprendida tuya
de irte cautivo voluntariamente
tras casos perdidos que no te afectan
y seguirlos y seguirlos y seguirlos
por si acaso alguno aparece
escondido muy dentro de ti.
Al amanecer me iré
si es que no regresas
verdad es mentira
porque estaré roncando sobre tu almohada
y tú tendrás tu mano acalambrada
sudada bajo mi cuello.
Y caerán las primeras gotas de lluvia de esa temporada.
No las oiremos y seremos felices sin saberlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario