Quizás sea así. Quizás deba permitirme este momento en el más duro de los inviernos. Caminar desnuda sobre la nieve, quemarme la piel y observar las llagas. Quizás así sea siempre, muchos inviernos que vendrán y se llevaran trozos de piel. Y no haré más que esperar que el verano brote por dentro, otra vez, otra vez y otra vez. Tal vez sea así por siempre y para siempre. Aceptar las cicatrices, aceptar la melancolía. Y repetir las palabras, estas mismas, como una oración. Desesperar y desvanecerse sobre la nieve, cerrar los ojos hasta que el brillo del sol los abra nuevamente.
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