Acá me tienes otra vez, compañero
tambaléandome por tu culpa
con la cabeza hundida entre mis manos
codos sobre la mesa
como un adolescente
no
como el portaestandarte de la adolescencia
que tiene insomnio y mañana le toca desfilar.
Están pasando las horas
y no hay respuesta
ni afuera ni adentro
tragar saliva se está convirtiendo
en otro gran pasatiempo.
Ya nos hicimos hombres
y no fue suficiente
en qué más debemos convertirnos
acaso existe otra criatura
que desencadena el orden?
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